miércoles, 19 de junio de 2013

MI CAMINO A SANTIAGO de ATITLAN. CRONICAS GUATEMALTECAS.



 Crónicas Guatemaltecas
Mi Camino a Santiago Atitlan.



Preámbulo.

19-12-2010
 
En Diciembre del 2010 viajé a Guatemala para pasar las Navidades junto mi hijo, mi nuera y mi nieto Guillem. En aquellas fechas, un proyecto de futuro por parte de mi hijo estaba en marcha.
Aquel proyecto no se materializo, pero queda en aquel hermoso país centroamericano parte de mi ser.




Aprovechando la circunstancia del viaje, me planteé hacer un Camino particular a Santiago de Atitlan, con la idea de llegar a esta villa santiaguera como si de un peregrinaje se tratara, con todas las diferencias existentes entre nuestro Camino y este que iba a iniciar.



Existe una gran devoción en Guatemala a Santiago apóstol, que desde la conquista se implanto en el país, dando nombre a la primera ciudad que se edifico, Santiago de los Caballeros de Guatemala, el 25 de julio de 1524, día del santo apóstol, por Pedro de Alvarado, trasladándose el 22 de noviembre de 1557 al valle de Almolonga, al pie del volcán de Agua. Con el nombre actual de La Antigua desde el traslado de la capital a la ciudad de Guatemala, es desde 1979 declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. 

  
Imagen de Santiago peregrino en La Antigua.
Ofrenda de España.

Y es esta devoción a Santiago, la que me animo a hacer este mi particular y propio Camino a Santiago de Atitlan, ciudad maya sobre el lago que le da nombre, y con su Iglesia dedicada al Santo Patrón.
Dedique a este camino seis etapas, siendo hechas sobre diferentes medios de transporte, ya que el andar por las carreteras y caminos del país es inviable por diferentes circunstancias, esencialmente las de seguridad, y que terminó siendo un encuentro con nuestro Camino de Santiago, por las circunstancias que en él, y sorprendentemente, encontré.

 La primera etapa la dedique a la capital, Guatemala City, a visitar la catedral de Santiago y el conocimiento de la ciudad.
La segunda etapa es la del traslado a La Antigua, y su iglesia dedicada a San José, pero con clara influencia histórica y religiosa a Santiago apóstol, en sus calles, sus plazoletas y en la misma iglesia, antigua Catedral de Santiago de los Caballeros.



La tercera etapa de este particular camino, es la de llegar a Chichicastenango, ya en el altiplano, y la visita a la iglesia de Santo Tomas, con la influencia del sincretismo maya en sus oficios, tantos externos, a pie de la escalera que lleva a la entrada, como en el interior del templo.
 En esta parroquia tan alejada y distante con el Camino, ya empecé a encontrarme con estas coincidencias que me llenaron de espíritu peregrino.

La cuarta etapa fue la de llegar a Panajachel, ciudad a orillas del lago de Atitlan, enfrente de Santiago de Atitlan, al otro lado del gran lago, en medio de los volcanes que lo rodean. En esta población de Panajachel, como si al irme acercando a mi destino final se fueran acentuando los encuentros jacobeos, otra ¿coincidencia? me lleno de emoción, ampliando si cabía el estar seguro ya de estar en el Camino.




Y la quinta etapa, fue la de llegada a Santiago de Atitlan, al otro lado del lago, población maya, y con la iglesia de Santiago Apóstol, mi destino de peregrinación. Tanto en la iglesia como en el exterior, la imagen jacobea era presente, tanto en su aspecto religioso como en el civil, con el colorido que dan los mayas a los ropajes de las estatuas representadas.



Y en la parroquia de Santiago Apóstol, fundada en el año1547, final de mi peregrinación, encontré la mayor de las coincidencias con nuestro Camino de Santiago, no pudiendo dejar de emocionarme hasta que las lágrimas me embargaron, y hasta el asistir, con esta devoción laica que profeso, a la correspondiente misa y comunión peregrina.

Todas estas experiencias y encuentros intentaré narrarlos del mejor modo posible, acompañando de las imágenes que ya han quedado dentro de mi corazón. 
Y el convencimiento de haber hecho MI CAMINO A SANTIAGO de ATITLAN, Guatemala.
No podía dejar de llegarme al Finisterre, a nuestra Fisterra, siendo esta mi sexta etapa, que en el caso de este país se encuentra en las arenas de la costa del Pacífico, en Monterrico, y extasiarme, cumpliendo lo establecido, con la maravillosa puesta de sol sobre este lejano Océano, tan bravo a pesar de su nombre, y con sus frías aguas, como las de nuestro Atlántico gallego, sobre el cabo añorado, ahora más que nunca, de Fisterra.

Y el recuerdo siempre del "Ultreia, Suseia," ¡ animo, mas allá, mas lejos…!

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