martes, 1 de octubre de 2013

Recuerdos míos del Sanabrés. Etapa Laza – A Beleda. (1º)

 Ahora, en Otoño, van a hacer ya tres años en que acompañe a un grupo de buenos amigos, en este tramo del Sanabrés.Era en Octubre del 2010.
Mi estado era doloroso, ya que estaba lesionado reciente de una fisura rotular, de la que no me olvido, o es ella la que no quiere aun de mi olvidarse.
La grandeza del paisaje, la magnificencia de las vistas, la soledad compartida con los compañeros, las poblaciones y ventas, las gentes sencillas que hacían grande el Camino, y los amigos que contagiados por la grandeza que nos rodeaba se convertían ellos mismo en GIGANTES, como el de CAMPOBECERROS. Hacerlo del modo en que lo hice, no ES HACER CAMINO.
Y tenia prometido hacer este tramo que no pude pisar.
Esta es parte del diario de aquellas jornadas...jornadas que espero poder ahora pisar.....

 
Suena un despertador, a la hora que tenía establecida, que era pronto, y estando ya despierto, espero ver quien se levanta al sonido de la alarma. Nadie se mueve. Silencio. Aun a oscuras, no puedo distinguir a Guillermo, que supongo dueño del aviso.

No se mueve nadie, y pienso que ya estará aseándose y vistiéndose para partir.

A los cinco minutos, vuelve el sonido. Y el silencio como respuesta.

¡Vaya, pienso yo, el aseo esta durando ya mucho….!

Y a la tercera llamada de diana, veo con asombro, que la gran figura de Guillermo se mueve en su litera, que alarga la mano, y, ¡ahora si!, apaga el móvil y empieza a desperezarse.

El cansancio del día anterior, el estado de sus lesiones en los pies y la tendinitis que arrastra, le han pasado factura. Más tarde, cuando le comenté lo del despertador, no creía posible que no lo hubiera oído.

Van partiendo los compañeros hacia el Camino, siendo los primeros Helenio y Guillermo, dejándome a mi cargo a Raúl, que continúa descansando, para que lo suba con el coche hasta la Alberguería, donde hemos quedado para el encuentro, ya que es muy pronto para él, y dura la caminata.

Cuando salimos nosotros, camino del puerto, la niebla es intensa, llegando en muchos momentos a no ver más de cinco metros, y a pesar de la hora, ya son las 8, nos perdemos la vista impresionante que se adivina.

Desconociendo el camino y la situación del punto de encuentro, y por causas de la imposibilidad de ver nada, empiezo la bajada del puerto y me doy cuenta de que he pasado de largo la Alberguería.

Vuelta atrás, y mas adivinando que viendo, llegamos Raúl y yo al Rincón del Peregrino, donde nos calentamos al lado de la confortante estufa de fuego, ya que el frío es fuerte. Son las 8.30 h




 












Y esperando la llegada de los compañeros, empezamos a tomarnos el desayuno reconfortante. El apóstol Santiago nos acompaña junto con la música roquera, dentro del sorprendente local de José, el motero reconvertido en hospitalero.

Al poco, vemos aparecer a la locomotora del Camino, a Irene, que junto al fogonero, Pedro jr., llegan a la Alberguería en un tiempo que nos sorprende. No cabe duda que son “maquinas camineras”. Son las nueve de la mañana.
Y ya los otros grandes peregrinos, Ana y Pedro sr., se juntan con nosotros para el desayuno, del que damos buena cuenta, y lo dejamos reflejado en una imagen que ya es “clásica” en nuestro Camino Sanabrés.





Al momento se incorpora al grupo Helenio, que ha estado acompañando en su difícil ascensión a Guillermo, con problemas de tendinitis que arrastra a causa de la "gigantesca" llegada a Campobecerros, y se reencuentra con su hijo Raúl, el gran benjamín.



 Willy llega tras un gran esfuerzo, y con evidentes signos de dolor, son las nueve y media, pero el ambiente de compañerismo, ayudado por el desayuno que no deja de tomar, hace que las fuerzas vuelvan a aparecer. Dejamos muestra de nuestro paso por la Alberguería, en la consecuente vieira, que ya queda colgada para el recuerdo.






 
Van partiendo ya Irene y el fogonero, le siguen Ana y Pedro, y una vez terminado el desayuno y ya descansado, parten por último
Helenio, Raúl, que se incorpora como un valiente al Camino de verdad, y Guillermo, no sin un gesto de preocupación, que ya no se si fue por dejar de pedir un segundo desayuno, ( su mirada de duendecillo me lo hace pensar) o por el temor de volver a los dolores.
Continúo yo en mi camino motorizado, bajando por unos parajes de gran belleza, pequeñas poblaciones con sus hórreos a pie de carretera. Los indicadores del Camino no me ayudan más que el pensar que ahí quedan para volver a poder seguir la dirección que indican.




 
Llego en minutos a Villar do Barrio, no dejando de pensar en las horas que representan estos pocos minutos, y en lo que añoro estas horas pisando y haciendo Camino. Son las 10,10 de la mañana.





 











 
Ya camino de Pedroso, tomo en una dirección incorrecta, me pierdo y doy un rodeo por toda la zona. El terreno ya es totalmente plano, y por fin, y tras preguntar a un lugareño por el Albergue de Abeleda, me dice que me gire, que lo tengo a mis espaldas.
Son las 11 de la mañana, y ya he llegado a final de etapa. Otra vez me invade el desasosiego, y al estar cerrado el albergue hasta más tarde, aparco el coche, me cargo la mochila, y tiro en dirección contraria, hacia Pedroso y el camino contra las flechas amarillas, en busca de los compañeros.



 























 








 
















(sigue)




4 comentarios:

  1. Mezcla de sentimientos en esta etapa. Para mi la peor de todas las que he caminado, y mira que me pilló mal el Cebreiro. Recuerdo ese malestar tuyo de hacer algo que no querías, que era caminar sobre cuatro ruedas, y sentía como te hervía la sangre después de tantas horas de espera, por mucho que idearas para hacerlas las más amenas y peregrinas posibles.

    Como todo tiene su recompensa, pues a esperar unos días donde podrás resarcirte de aquellos días que quedaron en el recuerdo. Muy pronto volverás a pisar esas tierras y ese camino como peregrino sin que ese cascarón amarillo esté a tu lado. En ese lado estaremos nosotros acompañandote, en la distancia pero con el corazón partiendo desde Gudiña camino de Ourense. Ya mismo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya estoy en esta espera, amigo Guillermo, y sabes tú cuanto lo espero.
      Y no es por salir al Camino, que de salidas tengo, sino por "pisar" este tramo, de A Gudiña a Orense, que ya por dos veces he dejado de poder hacerlo. La primera, que es la del blog, imposibilitado por la lesión, y la última el pasado Junio del 2012, cuando despues de salir desde Tabara, en Zamora, llegue a esta población con la planta del pie "quemada" por el asfalto ardiendo de los muchos tramos que por el se anda, hasta llegar a Sanabria. Y en A Gudiña volvi a quedarme.... reprendiendo en Sepbre. en Orense el Camino hasta Santiago,dejando este tramo para cuando fuese posible, y mejor fechas que estas, y mejor punto y fecha de partida, tras nuestro Encuentro en Alhaurin, donde pletorico de amistad y compañerismo, partire , con la esperanza y a la vez el temor, a terminar lo que se dejo pendiente. Asi lo espero, y que asi sea.

      Eliminar
    2. Esta vez irá bien. Ya sabes, caminando tranquilo pensando en Santiago.

      Eliminar
  2. Nuevamente revivo aquella etapa. Qué mal lo pasé.

    ResponderEliminar

YO MISMO

YO MISMO
DESCANSO EN EL CAMINO