martes, 24 de julio de 2012


UNA UTOPÍA: EN BUSCA DEL HORIZONTE


 Tengo enfrente de mí el Camino, camino que se pierde por la llanura infinita, llegando a juntarse con el horizonte. Y se que tengo que llegar a este punto para encontrarme con lo que busco.

Busco encontrarme con lo más difícil que pueda una persona buscar.
Busco encontrarme a mi mismo.
Se que solo lo voy a conseguir si alcanzo el horizonte, ésta fina línea que me separa del cielo.
¿Tan difícil es lo que pretendo? ¿Es vana mi pretensión? ¿O es que voy errado en mi pensamiento?
Mi razón me dice que mi corazón esta equivocado. Mi razón me dice que lo que pretendo no es difícil, es imposible. Mi razón me dice que es vana e inútil mi pretensión.
Sigo mi camino, el paso rápido hacia la lejana línea del horizonte, que a cada paso mío, un paso hacia atrás da ella.
Pero mi paso se hace cada vez más lento. Las horas de andar pesan en las piernas, en las rodillas y en el alma. Por momentos siento desfallecer, y el cansancio da paso al dolor.
Y cansado, agotado, sin fe en mi decisión, en mi ilusión, sin fe en mí, me derrumbo. Mis esperanzas de alcanzar la lejana línea se esfuman.
Mi búsqueda, ahora lo veo y eso creo, es imposible.
Y el convencimiento de esta imposibilidad me hace romper en lágrimas. Mi lloro no es silencioso, ¿para que si nadie me observa?, y saco toda la angustia, la insatisfacción, el desespero, la frustración, y como una cascada de recuerdos, salen y afloran los fracasos de mi vida. De lo que jamás termine de hacer, tal vez por ni siquiera haberlo empezado; de las palabras de amor que jamás pronuncie, tal vez porque solo me amaba a mi mismo; de los gestos y caricias de hijo y de padre hacia mis padres y hacia mis hijos que jamás realice, tal vez porque me escondía y me asustaba de mi sensibilidad.
Abro los ojos. Una nueva sensación me invade. Me encuentro liberado de un peso, de la carga de la coraza que he llevado puesta siempre en mi camino por la vida, a pesar de su peso, que me ataba y me arrastraba a ras de tierra.
Siento que me invade la liberación de mi alma, de mi corazón, de mi razón, de mis miedos y de mis prevenciones, y espontáneamente mi semblante se relaja, mis ojos, húmedos aún, brillan y una tímida sonrisa, al principio, estalla en risa, que al igual que mi lloro anterior, no es nada silenciosa, al contrario, la lanzo a este mundo que comparto.
Y me doy cuenta, ¡tanto he tardado!, que soy yo. Que lo que siempre había sido, ahora lo sacaba. Ahora lo encontraba. Mi búsqueda ha terminado: ME HE ENCONTRADO A MI MISMO.
Y levantando la vista, y veo que he llegado ya a la línea de MI HORIZONTE.
¡YA VEO LAS TORRES DE SANTIAGO!


Utopía : concepto que designa la proyección humana de un mundo idealizado. Horizonte (del griego "orizon": limitar) es la "línea" que aparentemente separa el cielo y la tierra.

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YO MISMO

YO MISMO
DESCANSO EN EL CAMINO