UNA UTOPÍA: EN BUSCA DEL HORIZONTE
Tengo
enfrente de mí el Camino, camino que se pierde por la llanura
infinita, llegando a juntarse con el horizonte. Y se que tengo que
llegar a este punto para encontrarme con lo que busco.
Busco
encontrarme con lo más difícil que pueda una persona buscar.
Busco
encontrarme a mi mismo.
Se
que solo lo voy a conseguir si alcanzo el horizonte, ésta fina
línea que me separa del cielo.
¿Tan
difícil es lo que pretendo? ¿Es vana mi pretensión? ¿O es que voy
errado en mi pensamiento?
Mi
razón me dice que mi corazón esta equivocado. Mi razón me dice que
lo que pretendo no es difícil, es imposible. Mi razón me dice que
es vana e inútil mi pretensión.
Sigo
mi camino, el paso rápido hacia la lejana línea del horizonte, que
a cada paso mío, un paso hacia atrás da ella.
Pero
mi paso se hace cada vez más lento. Las horas de andar pesan en las
piernas, en las rodillas y en el alma. Por momentos siento
desfallecer, y el cansancio da paso al dolor.
Y
cansado, agotado, sin fe en mi decisión, en mi ilusión, sin fe en
mí, me derrumbo. Mis esperanzas de alcanzar la lejana línea se
esfuman.
Mi
búsqueda, ahora lo veo y eso creo, es imposible.
Y
el convencimiento de esta imposibilidad me hace romper en lágrimas.
Mi lloro no es silencioso, ¿para que si nadie me observa?, y saco
toda la angustia, la insatisfacción, el desespero, la frustración,
y como una cascada de recuerdos, salen y afloran los fracasos de mi
vida. De lo que jamás termine de hacer, tal vez por ni siquiera
haberlo empezado; de las palabras de amor que jamás pronuncie, tal
vez porque solo me amaba a mi mismo; de los gestos y caricias de hijo
y de padre hacia mis padres y hacia mis hijos que jamás realice, tal
vez porque me escondía y me asustaba de mi sensibilidad.
Abro
los ojos. Una nueva sensación me invade. Me encuentro liberado de un
peso, de la carga de la coraza que he llevado puesta siempre en mi
camino por la vida, a pesar de su peso, que me ataba y me arrastraba
a ras de tierra.
Siento
que me invade la liberación de mi alma, de mi corazón, de mi razón,
de mis miedos y de mis prevenciones, y espontáneamente mi semblante
se relaja, mis ojos, húmedos aún, brillan y una tímida sonrisa, al
principio, estalla en risa, que al igual que mi lloro anterior, no es
nada silenciosa, al contrario, la lanzo a este mundo que comparto.
Y
me doy cuenta, ¡tanto he tardado!, que soy yo. Que lo que siempre
había sido, ahora lo sacaba. Ahora lo encontraba. Mi
búsqueda ha terminado: ME
HE ENCONTRADO A MI MISMO.
Y
levantando la vista, y veo que he llegado ya a la línea de MI
HORIZONTE.
¡YA
VEO LAS TORRES DE SANTIAGO!
Utopía
: concepto que designa la proyección humana de un mundo idealizado.
Horizonte
(del griego "orizon": limitar) es la "línea" que
aparentemente separa el cielo y la tierra.
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